Conoce lo que vendrá después.
EL CLUB DE LAS POETAS VIVAS (VIVÍSIMAS Y COLEANTES): GLORIA DE LA TORRE
23 lunes Jul 2007
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inConoce lo que vendrá después.
23 lunes Jul 2007
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in04 miércoles Jul 2007
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in04 miércoles Jul 2007
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inLa epidermis de la madrugada tiene restos de strass de relojes baratos que dan la hora de los monstruos.
Relojes que no avanzan, las horas con el maquillaje destruido, los ojos vueltos, pura epilepsia de calendario.
Hoy ya no es hoy. Siempre es ayer.
Su cola de terciopelo ronronea sobre los geranios, que se quejan, amargos, de ese abrazo con esposas. Ellos, que subastan el oxígeno y juegan al ajedrez con el envés de las hojas. Por sus ojos verdes, henchidos de rabia, las flores se agostan y se vuelven artificiales, pura pose de polen viejo.
Los miro por el rabillo del perfil y me pongo el camisón de los pantalones pirata. Tengo que elegir entre cubrirme los pies o enseñar el vientre tatuado con sus arañazos. Las heridas han cicatrizado, pero hay alguna hendidura caprichosa que muestra, laxa, los momentos cumbres de la pelea.
Así que tapo los tobillos, me posiciono fetal y le quito la cáscara al esmalte de la manicure.
Los ojos verdes miran con lascivia, tienen puros por pestañas y su humo me asfixia la nuca, que se aja de forma lenta y grisácea.
Las miradas se cuelgan de mi espina dorsal, reconvertida en barra de autobús. Viajan. Me corretean. Me violan, satisfechas. El traqueteo de la cerviz las extasía y llegan a la última parada conocida: el ombligo, ahora recalificado y enajenado, subastado al iris, prostituido a las córneas.
Tengo un ojo verde por piercing. Cada vez que lo toco, se unta Rímmel Double Volume Up de Lancôme y me hace cosquillas con la punta de las pestañas, que casi alcanzan los pechos.
Los verdes ojos gruñen, ronronean al gato que llevan dentro.
Suspiro aliviada y me agarro a las falanges solícitas del desconocido.
Los globos oculares verdean de pánico. Me miran.